Quizas el elemento tecnológico que peor ha sabido evolucionar sean las baterías. Si queremos estar hiperconectados de forma inalámbrica la única solución es disponer de una batería, pero a no ser que tenga el tamaño de una caja de zapatos su duración es muy pequeña. Todavía recuerdo aquellos años de mis antiguos Nokia, que podía estar hasta tres días sin tener que recargar mi móvil.
Pero la evolución de estos pequeños dispositivos ha sido increíble en su capacidad, pantallas infinitas en las que vemos fotos y vídeos con una calidad impresionante o funciones y aplicaciones que todavía me siguen sorprendiendo, pero no en cuanto a la baterías. Si no quieres quedarte colgado estas vacaciones o si quieres que tu batería dure más, vamos a darte unos pequeños consejos que nunca vienen mal.
El sol y el calor no son amigos de nuestros teléfonos móviles. Están preparados para trabajar a unas temperaturas óptimas por lo que dejar el teléfono al sol o metido dentro de una bolsa de plástico para protegerlo de la arena cuando vamos a la playa no es una buena idea. Primero que se va a descargar antes por el calor y si la batería está siempre trabajando a altas temperaturas puede hacer que se acabe hinchando y eso hará que se nos pueda llegar a estropear la pantalla. Si vemos que el teléfono ha engordado de repente no es que haya pasado muchas horas en el chiringuito, es que la batería está a punto de reventar y por tanto requiere ir a cambiarla a un servicio técnico de forma urgente.
En la playa, si podemos, lo ideal es tener el teléfono apagado y consultarlo de vez en cuando. Cuidado cuando vamos de viaje y lo hemos usado como GPS, he visto muchos teléfonos estropeados por culpa de la batería, porque al aparcar no nos dimos cuenta de quitarlo del salpicadero y el sol acaba achicharrándolos.
Si vamos a estar usando mucho nuestro teléfono móvil pero no tenemos cerca un enchufe es una buena idea llevar una batería portátil. Mi consejo es que la uses para recargar la batería, no para estar llamando con ella conectada. El calor que se genera durante la carga y al mismo tiempo estar utilizándolo puede afectar a los componentes y el conector de carga suele sufrir los movimientos que hacemos al cable.
Este tipo de baterías tienen los mismos cuidados que nuestros móviles y los puedes llevar en la mochila durante semanas y apenas se descargan, no estés recargándolas cada día si no las utilizas.
A la hora de cargar mi consejo es que no esperes a que llegue a cero. Las baterías tienen una duración en función de los ciclos de carga. Cada vez que llegamos al 100% utilizamos un ciclo, pero cada vez que llegamos a cero utilizamos otro ciclo. Si nunca llegas a descargarla del todo, esos ciclos no se usan y podrás alargar la vida útil de las baterías.
Los cargadores también son importantes. Utiliza solamente cargadores y cables fiables, es más barato comprar un cable nuevo que tener que cambiar de batería. Y recuerda, si se te ha caído al agua o mojado, apaga el terminal inmediatamente. Olvidate de meterlo en arroz o utilizar un secador de pelo, lo único que conseguirás es que la humedad se mueva por toda la placa estropeándola. Llévalo a un servicio técnico que lo sequen mediante ultrasonido.